miércoles, 7 de noviembre de 2012

EL JILGUERO DEL HUASCARÁN “Arriba, Arriba, patria querida y los peruanos de corazón, no permitamos la mala vida, la mala vida de la nación”

EL JILGUERO DEL HUASCARÁN ERNESTO SÁNCHEZ FAJARDO

  “Arriba, Arriba, patria querida y los peruanos de corazón, no permitamos la mala vida, la mala vida de la nación”


Nació en el distrito de Bambas, en la Provincia de Corongo, en el Departamento de Ancash, el 07 de Noviembre del año 1928. Sus progenitores fueron Emilio Sánchez Roldán y Salvadora Fajardo de Sánchez, humildes agricultores. Sus años de infancia transcurrieron bajo el influjo del paisaje andino del pueblo de Bambas. Era todavía un niño cuando emigra a Lima y, como miles de provincianos, tuvo que soportar la miseria y el hambre de la excluyente capital.

El año de 1942 fue trascendental en su vida por que fueron los inicios de su carrera artística. Conformó el trío “Los hijos del sol” y se abrió paso en el baile integrando diversas compañías de arte folklórico, como la “Compañía Ollanta” de Ayacucho, “Tahuantinsuyo” del Cuzco, “Hatun Ancash”, y “Catalina Huanca” de Junín. Singular importancia tiene la Compañía “Sumac Ticka” del Cuzco y su directora la soprano Luz Gálvez quien lo bautizaría en su debut como solista con el seudónimo de El Jilguero del Huascarán, nombre que desde ese momento lo acompañaría en sus prolongadas jornadas artísticas por todos los rincones del territorio nacional y el extranjero, con el único propósito de trasmitir a través de su canto los aires ancestrales de la música de nuestro pueblo.

En el año de 1972 conformó la Comisión para la elaboración del DL N° 19479 la primera “Ley del Artista”, ese mismo año forma parte de la Comisión de elaboración del reglamento de derechos sociales del artista nacional. Los versos y melodías de sus huainos conservaron en su esencia toda la pureza del sentimiento, la ilusión, el chascarro y la alegría del diario transcurrir de la vida provinciana, no obstante, consolidó su estilo singular al ser uno de los primeros interpretes en incurrir en la línea de canciones radicales, pintando con sumo realismo y en su total medida los pesares y angustias de un relegado grupo social en nuestro país. Temas como la desigualdad, la pobreza, la explotación, la injusticia y la discriminación fueron perennizados a través de su canto. “Verdades que amargan”, “Al compás de mi guitarra”, “Señores, alcaldes”, “Clamor Ancashino”, “Peoncitos de mi tierra”, son algunos de los temas de mayor conquista popular que evidentemente revelaron su preocupación por su entorno social.

Sus primeras giras al extranjero fueron a Bolivia, Argentina y Chile en 1945 como integrante de las notables compañías folklóricas. En 1960 su popularidad como el Jilguero del Huascaran ya había traspasado nuestras fronteras y fue contratado por empresarios chilenos para cantar La Paz- Bolivia y Santiago- Chile. En 1974 con una sólida trayectoria artística viaja invitado a ciudades como Quito, México, Miami y Cuba, donde no solo realiza presentaciones artísticas sino que además se documenta sobre temas relacionados con la organización sindical y sus formas de trabajo artístico. En el año de 1979 el pueblo peruano lo designa como uno de sus representantes a la Asamblea Constituyente, haciendo historia como el primer peruano de profesión artista que recibe tal honor. Como Constituyente trabajo en beneficio de la cultura y el folklore nativo interesándose por su protección y promoción, así como por el estudio y conservación de las lenguas aborígenes. Su labor fue materializada en los artículos 34° y 35° de la Constitución de 1979. Uno de sus últimos honores, fue el recibir las Palmas Magisteriales en el grado de Maestro, concedido por el Ministerio de Educación, como mérito a una vida entregada por entero a interpretar y difundir nuestro folklore nacional. 1988 fue el año de su deceso.

Ernesto Sánchez Fajardo El Jilguero del Huáscaran ataviado singularmente con el traje del legendario bandolero chiquiano Luis Pardo, es considerado como un auténtico símbolo del provinciano indómito, orgulloso de su raza, que batalló tenazmente por consagrarle un verdadero sitial a nuestros géneros andinos como el huaino, el pasacalle y la chuscada, gracias a pioneros como él, en la actualidad el canto de nuestras canciones andinas dejó de ser clandestina. De alma progresista y espíritu innovador, Ernesto Sánchez Fajardo será eternamente evocado como uno de los artistas más puros y genuinos, de los que supieron trasmitir de manera fiel el mensaje propio de los pueblos. Un artista que apostó por legitimar sus raíces y que por su autenticidad llegara como consecuencia a enarbolarse desde la hondura de la pobreza hasta convertirse en uno de los intérpretes más admirados y aplaudidos del país.

 Algo que debemos resaltar, es que más allá de su  labor como músico, cantante y compositor, identificamos  también en El Jilguero del Huascarán al ser social, al que supo entender que la condición de asumirse como Artista (con mayúsculas) no tenía por qué estar desligada (y tal vez no tiene porque estarlo nunca) de su condición de hombre, de ciudadano, de persona que vive y habita en una sociedad determinada, sin pasar por alto fenómenos económicos y políticos, conflictos, urgencias, necesidades, exclusiones, marginaciones, sentimientos de indignación, afectaciones a la dignidad humana y justas denuncias que revelar, hechos que El Jilguero del Huascarán los hizo suyos sin renunciar –es lo que siento – a la esperanza por mejores tiempos; de él recordamos siempre aquella frase que se eleva como una especie de himno de fe con la cual  termina una de sus canciones de compromiso: “Arriba, Arriba, patria querida y los peruanos de corazón, no permitamos la mala vida, la mala vida de la nación”, que junto a tantas otras canciones nos hablan de un cantor comprometido con su tiempo.

Es necesario recalcar que El Jilguero del Huascarán nunca estuvo de acuerdo con el maltrato a los animales, mucho menos con las denominadas corridas de toros, en la que percibía la desigual confrontación, en donde el poderoso abusa de su poder frente al más desprotegido, en donde el supuesto “desafío” se produce siempre de manera desigual.

 

Letra y música: Ernesto Sánchez Fajardo
"El Jilguero del Huascarán"

Tarde de fiesta taurina
de arena, sangre y sol, Torito
tarde de algarabías
y jubilante emoción, Torito

Tarde siniestra y alegre
motivada por la afición
donde se luce el torero
en desigual condición

El torero y su cuadrilla
al centro del redondel, Torito
en tortura tan sangrienta
lidian al pobre animal, Torito

Le clavan las banderillas
lo raja el picador
y con espada de acero
atraviesan su corazón

Murió el pobre Torito
en contienda desigual, Torito
ya lo arrastran los caballos
llevándolo a descuartizar, Torito

Con la muerte del Torito
la corrida ya terminó
el torito va al olvido
los halagos al matador.

Fuga

Torito, torito
toro valentón
has muerto luchando
en tu propia ley
Tal vez con los siglos
reviente tu hablar
entonces, entonces,
te harás respetar.
El entorno social.

1 comentario:

  1. Estimados amigos, sería muy importante que coloquen a la autora de estas glosas referidas a la vida y obra de Ernesto Sánchez Fajardo "El Jilguero del Huascarán", como es la Investigadora y Gestora Cultural July Sánchez Fuentes;
    Asimismo, la producción y edición del Video adjunto de nombre "TORITO" también ha sido producido y editado por la misma señora.

    Los créditos siempre deben ser mencionados en reconocimiento a la autoria intelectual de la información publicada.
    Gracias por su atención, espero puedan completar la información.

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