sábado, 22 de noviembre de 2014

Día del músico


Día del músico

Cada 22 de noviembre se rinde especial homenaje a cuantos han dedicado su vida a la creación y la ejecución musical, regalándole al público, a través de los diversos géneros, melodías, ritmos y sonoridades que elevan el espíritu y colman de plenitud la existencia.
El Día de la Música es una festividad celebrada internacionalmente el 22 de noviembre por La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para festejar a los músicos, la fecha conmemora la muerte de santa Cecilia (personaje medio legendario, mártir del cristianismo y patrona de los músicos).2 Algunas fuentes mencionan que se debe a pintores del siglo XV que Santa Cecilia sea vinculada con la música, ya que en sus cuadros la mostraban tocando el arpa y otros instrumentos.
Esta celebración se inició un 22 de noviembre de 1570 con un festejo realizado en la localidad francesa de Evreux (Normandía), con un torneo de compositores. Desde 1695 se comenzó a celebrar en Edimburgo (Escocia) con cierta regularidad el Día de la Música. Posteriormente siguieron otros países como Alemania, España y Francia. En Latinoamérica esta tradición de realizar una fiesta empezó en Río de Janeiro (Brasil) entre 1919 y 1920, y se extendió al resto de América


domingo, 12 de octubre de 2014

Victoria Santa Cruz

"Y BENDIGO AL CIELO PORQUE QUIZO DIOS QUE NEGRO AZABACHE FUERA MI COLOR"

Victoria Eugenia Santa Cruz Gamarra (La Victoria, Provincia de Lima, 27 de octubre de 1922 - Lima, 30 de agosto de 2014)1 fue una compositora, coreógrafa y diseñadora, exponente del arte afroperuano.
Hija de Nicomedes Santa Cruz Aparicio y Victoria Gamarra, se inició en el mundo de las tablas con el grupo Cumanana (1958), junto a su hermano menor Nicomedes Santa Cruz Gamarra, famoso decimista y poeta. Becada por el gobierno francés, viajó a París para estudiar en la Universidad del Teatro de las Naciones (1961) y en la Escuela Superior de Estudios Coreográficos. En esta última destacó como creadora y diseñadora del vestuario de la obra El retablo de don Cristóbal, de Federico García Lorca, y en La rosa de papel, de Ramón del Valle Inclán.
De vuelta en su país, fundó la compañía Teatro y Danzas Negras del Perú, con la que realizó presentaciones en los mejores teatros nacionales, así como en la televisión. Este grupo representó al Perú en las festividades con ocasión de los Juegos Olímpicos de México 1968, en las cuales recibió medalla y diploma por su labor.
Posteriormente, en 1969, realizó giras en diversas ciudades de Estados Unidos y al regresar a Lima en mayo del mismo año fue nombrada directora del Centro de Arte Folclórico, hoy Escuela de Folclor. En el primer Festival y Seminario Latinoamericano de Televisión organizado por la Universidad Católica de Chile en 1970, ganó el premio como la mejor folclorista, y al año siguiente fue invitada por el gobierno de Colombia para participar en el Festival de Cali. Fue directora del Conjunto Nacional de Folclore del Instituto Nacional de Cultura entre 1973 y 1982, y en esta condición realizó una exitosa gira por Estados Unidos, Canadá, El Salvador, Guatemala, Francia, Bélgica, Suiza y el Principado de Mónaco.
Una vez finalizado su cargo, se desempeñó como profesora invitada (1982), asistente (1983-1989) y vitalicia (1989-1999) en la Universidad Carnegie Mellon. Ha dirigido talleres en diferentes países como Rusia, Israel, Canadá, Dinamarca, España, Italia y Argentina.
Residía en Lima, Perú cuando falleció a los 91 años, debido a su avanzada edad y un debilitamiento en su salud.
"Coherencia, experiencia y haber vivido lo que se sabe hasta ahora.
Nuestra Cultura y Danzas forman parte de cada uno de nosotros."
"Teniendo en cuenta el índice decreciente de las expresiones del folklore negro entre las décadas de los años veinte al sesenta, no es exagerado decir que a su estímulo que hoy nuevamente en el Perú se canta, se baila y se componen los aires afroperuanos".
"Y BENDIGO AL CIELO PORQUE QUIZO DIOS QUE NEGRO AZABACHE FUERA MI COLOR"

 
 
 

 

viernes, 18 de octubre de 2013

Señor de los Milagros

Historia del Señor de los Milagros

La procesión del Señor de los Milagros,Cristo de Pachacamilla o Cristo Moreno, recorre las calles limeñas todos los años en el mes de Octubre desde 1687, trayendo consigo bendiciones de unión, esperanza, fervor católico y tradición. En el mes de Octubre la imagen del Cristo crucificado mueve a millones de fieles en procesión. Los fervientes devotos vestidos de morado tratando de emular a las hermanas nazarenas, llevando detentes como símbolo de adhesión y devoción al Señor.
Cuenta la historia que a mediados del siglo XVII un humilde mulato pintó al Cristo crucificado en un paño de muro, dentro del muladar de Pachamilla, una zona donde los negros angolanos se agruparon viviendo en una pobreza absoluta.
El 13 de Noviembre de 1655, a las 2:45 de la tarde se produjo un terrible terremoto en Lima y El Callao, derrumbando Iglesias, sepultando mansiones dejando miles de muertos y daminificados.
Todas las paredes de la cofradía se vinieron abajo, excepto el débil muro de adobe en el cual se encontraba pintada la imagen de Jesús. La imagen quedó intacta, sin ningún resquebrajamiento.
La imagen atrajo gran cantidad de adoradores, que con sus cánticos y bailes semipaganos escandalizaban a las autoridades políticas y religiosas, el Virrey ordenó la destrucción de la imagen. Al subir un pintor la escalera para borrarla, empezó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido de inmediato para proseguir con su labor. Luego intentó nuevamente subir pero fue tanta la impresión causada que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin culminar con la tarea encomendada.
Un segundo hombre, un soldado de Balcázar, de ánimo más templado, subió pero bajó rápidamente, explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen vió que se ponía más bella y que la corona se tornaba verde; por esa razón no cumplió la orden dada. Ante la insistencia de las autoridades por desaparecer la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó a protestar con airadas voces y actitudes amenazantes que obligaron a retirarse a la comitiva. La orden fué revocada y se acordó que en ese lugar se rindiera veneración a la poderosa imagen.
El 20 de Octubre de 1687 un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla que se habia levantado en honor a la imagen de Cristo. Quedando solo en pie la pared de adobe con la imagen del Cristo Crucificado. De esta forma fue admitido por la Iglesia y se consagró su culto.
Una copia al oleo de la imagen fue confeccionada y fué llevada en procesión por las calles de Lima implorando al Cristo Crucificado para que apaciguara la ira de la naturaleza. Desde aquel entonces se estableció que en los dias 18 y 19 del mes de Octubre tendria lugar la procesión del Señor de los Milagros.
Las procesiones que parten del Convento de Las Nazarenas se desplazan por diversos lugares, durando varios días, hasta retornar a su punto de partida, no tienen igual en ninguna parte de América.
COSTUMBRES
Devotas del Señor de los Milagros.
EL HÁBITO
A la difusión del culto contribuyó el esfuerzo de Antonio Lucía del Espíritu Santo, sierva de Dios. Ella vestía de morado, con un cordón blanco. Fundó el Beatario de Las Nazarenas y la congregación vistió como ella. Se dedicaron, entre otras labores, a cuidar la imagen de Pachacamilla. Así, poco a poco, se fue asociando el traje morado al Señor de los Milagros. Desde entonces hasta hoy, los fieles hacen peticiones al Cristo Morado y le prometen, a cambio, vestir de morado por un año o hasta por toda la vida el hábito.
EL TURRÓN
Según cuenta la tradición que su inventora fue una morena, llamada Josefa Marmanillo, una esclava del valle de Cañete. Doña "Pepa" fue liberado porque adolecía de parálisis y prometió al Señor de los Milagros seguir la procesión si la aliviaba de su mal. Durante el primer día de la procesión recuperó milagrosamente el uso de sus brazos y manos. Y esa misma noche, Doña "Pepa" soñó la receta del turrón. Al día siguiente lo preparó y lo repartió entre los pobres de Las Nazarenas. Desde entonces todos los meses de octubre este dulce invade con su aroma toda la ciudad.
 

viernes, 30 de agosto de 2013

Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima nació el 30 de abril de 1586 en la vecindad del hospital del Espíritu Santo de la ciudad de Lima, entonces capital del virreinato del Perú. Su nombre original fue Isabel Flores de Oliva. Era una de los trece hijos habidos en el matrimonio de Gaspar Flores, arcabucero de la guardia virreinal, natural de San Juan de Puerto Rico, con la limeña María de Oliva. Recibió bautismo en la parroquia de San Sebastián de Lima, siendo sus padrinos Hernando de Valdés y María Orozco.
En compañía de sus numerosos hermanos, la niña Rosa se trasladó al pueblo serrano de Quives, en la cuenca del Chillón, cuando su padre asumió el empleo de administrador de un obraje donde se refinaba mineral de plata. Las biografias de Santa Rosa de Lima han retenido fijamente el hecho de que en ese pueblo, que era doctrina de frailes mercedarios, la joven recibió en 1597 el sacramento de la confirmación de manos del arzobispo de Lima, Santo Toribio Alonso de Mogrovejo, quien efectuaba una visita pastoral en la jurisdicción.
Ocupándose de la "etapa oscura" en la biografía de Santa Rosa de Lima, que corresponde precisamente a sus años de infancia y adolescencia en Quives, Luis Millones ha procurado arrojar nueva luz mediante la interpretación de algunos sueños que recogen los biógrafos de la santa. Opina Millones que ésa pudo ser la etapa más importante para la formación de su personalidad, no obstante el hecho de que los autores han preferido hacer abstracción del entorno económico y de las experiencias culturales que condicionaron la vida de la familia Flores-Oliva en la sierra, en un asiento minero vinculado al meollo de la producción colonial. Probablemente, esa vivencia (la visión cotidiana de los sufrimientos que padecían los trabajadores indios) pudo ser la que dio a Rosa la preocupación por remediar las enfermedades y miserias de quienes irían a creer en su virtud.
A Santa Rosa de Lima le tocó vivir en Lima un ambiente de efervescencia religiosa, una época en que abundaban las atribuciones de milagros, curaciones y todo tipo de maravillas por parte de una población que ponía gran énfasis en las virtudes y calidad de vida cristianas. Alrededor de sesenta personas fallecieron en "olor de santidad" en la capital peruana entre finales del siglo XVI y mediados del XVIII. De aquí se originó por cierto una larga serie de biografías de santos, beatos y siervos de Dios, obras muy parecidas en su contenido, regidas por las mismas estructuras formales y por análogas categorías de pensamiento.
A Santa Rosa le atraía con singular fuerza el modelo de la dominica Catalina de Siena (santa toscana del siglo XIV), y esto la decidió a cambiar el sayal franciscano por el hábito blanco de terciaria de la Orden de Predicadores, aparentemente desde 1606. Se afirma que estaba bien dotada para las labores de costura, con las cuales ayudaba a sostener el presupuesto familiar, pero fueron muy contadas las personas con quienes Rosa llegó a tener alguna intimidad. En su círculo más estrecho se hallaban mujeres virtuosas como doña Luisa Melgarejo y su grupo de "beatas", junto con amigos de la casa paterna y allegados al hogar del contador Gonzalo de la Maza.
Los confesores de Santa Rosa de Lima fueron mayormente sacerdotes de la congregación dominica. También tuvo trato espiritual con religiosos de la Compañía de Jesús. Es asimismo importante el contacto que desarrolló con el doctor Juan del Castillo, médico extremeño muy versado en asuntos de espiritualidad, con quien compartió las más secretas minucias de su relación con Dios.
Dichos consejeros espirituales ejercieron profunda influencia sobre Rosa y resultaron cómplices de sus delirios, visiones y tormentos. No sorprende desde luego que María de Oliva abominase de la cohorte de sacerdotes que rodeaban a su piadosa hija, porque estaba segura de que los rigores que ella se imponía eran "por ser de este parecer, ignorante credulidad y juicio algunos confesores", según recuerda un contemporáneo. La conducta estereotipada de Santa Rosa de Lima se hace más evidente aún cuando se repara en que por orden de sus confesores anotó las diversas mercedes que había recibido del Cielo, componiendo así el panel titulado Escala espiritual. No se conoce mucho acerca de las lecturas de Santa Rosa, aunque es sabido que encontró inspiración en las obras teológicas de fray Luis de Granada.
Hacia 1615, y con la ayuda de su hermano favorito, Hernando Flores de Herrera, labró una pequeña celda o ermita en el jardín de la casa de sus padres. Allí, en un espacio de poco más de dos metros cuadrados (que todavía hoy es posible apreciar), Santa Rosa de Lima se recogía con fruición a orar y a hacer penitencia. Posteriormente, en marzo de 1617, celebró en la iglesia de Santo Domingo de Lima su místico desposorio con Cristo, siendo fray Alonso Velásquez (uno de sus confesores) quien puso en sus dedos el anillo en señal de unión perpetua.
Con todo acierto, Rosa había predicho que su vida terminaría en la casa de su bienhechor y confidente Gonzalo de la Maza (contador del tribunal de la Santa Cruzada), a la cual se trasladó a residir en los últimos cuatro o cinco años de su vida. Por esto solicitó a doña María de Uzátegui, la madrileña esposa del contador, que fuese ella quien la amortajase. En torno a su lecho de agonía se situó el matrimonio de la Maza-Uzátegui con sus dos hijas, doña Micaela y doña Andrea, y una de sus discípulas más próximas, Luisa Daza, a quien Santa Rosa de Lima pidió que entonase una canción con acompañamiento de vihuela. Así entregó la virgen limeña su alma a Dios, afectada por una aguda hemiplejía, el 24 de agosto de 1617, en las primeras horas de la madrugada.
El mismo día de su muerte, por la tarde, se efectuó el traslado del cadáver de Santa Rosa al convento grande de los dominicos, llamado de Nuestra Señora del Rosario. Una abigarrada muchedumbre colmó las calzadas, balcones y azoteas en las nueve cuadras que separan la calle del Capón (donde se encontraba la residencia de Gonzalo de la Maza) de dicho templo. Al día siguiente, 25 de agosto, hubo una misa de cuerpo presente oficiada por don Pedro de Valencia, obispo electo de La Paz, y luego se procedió sigilosamente a enterrar los restos de la santa en una sala del convento, sin toque de campanas ni ceremonia alguna, para evitar la aglomeración de fieles y curiosos.
El proceso que condujo a la beatificación y canonización de Rosa empezó casi de inmediato, con la información de testigos promovida en 1617-1618 por el arzobispo de Lima, Bartolomé Lobo Guerrero. Tras un largo procedimiento, Clemente X la canonizó en 1671. Desde un punto de vista histórico, Santa Rosa de Lima sobresale por ser la primera santa de América. Actualmente es patrona de Lima, América, Filipinas e Indias Orientales.

domingo, 28 de julio de 2013

Fiestas Patrias 28 de Julio

Las Fiestas Patrias del Perú son las celebraciones nacionales anuales que celebran la Independencia del Perú después del dominio de España. Constan oficialmente de dos días:
El 28 de julio, en conmemoración a la declaratoria de Independencia en Lima por parte de don José de San Martín (el acta se firmó el 15 de julio de 1821).
El 29 de julio, en honor a las Fuerzas Armadas de la República del Perú y a la Policía Nacional del Perú.
Las celebraciones de Fiestas Patrias coinciden con la semana de vacaciones por parte de las escuelas y algunas instituciones. Junto a la Navidad, las Fiestas Patrias significan la mayor y principal celebración del año para los peruanos y es usual que los comercios generen tantas ganancias como en el mes de diciembre.
El turismo interno y externo crece especialmente en estas fiestas ya que con los feriados, la gente suele visitar diversas zonas turísticas del Perú y ser parte de estas celebraciones. Cabe destacar que durante el siglo XIX, las fechas conmemorativas más importantes eran el 28 de julio (Declaración de la Independencia), el 9 de diciembre (Batalla de Ayacucho) y la fecha de cambio de mando presidencial.

viernes, 28 de junio de 2013

Día Nacional del Cebiche

 El Ministerio de la Producción designó oficialmente cada 28 de Junio como el “Día del Cebiche”, plato que tiene 5 ingredientes básicos: Pescado, Limón, Cebolla, Ají y Sal.
“El cebiche  es un plato que aporta aproximadamente entre 400 a 500 kilocalorías, proteínas de alta calidad, carbohidratos de fácil digestión como los encontrados en el camote y el maíz choclo, y verduras saludables como la cebolla, culantro, lechuga, ají limo”
“El pescado es un alimento de fácil digestión, que brinda un adecuado equilibrio de los distintos nutrientes, ayudando en el caso de los adultos, a prevenir y a disminuir el colesterol elevado, las enfermedades al corazón y favorecer a la regeneración de tejidos y la cicatrización de las heridas”
El día del cebiche se designó con el objetivo de fomentar y difundir el cebiche peruano como plato de bandera nacional en el Perú y el Extranjero.
Del Perú para el mundo, el cebiche le ha dado un lugar privilegiado a nuestra gastronomía. Celebremos.
El cebiche, el plato primordial de nuestra identidad nacional está de fiesta.
Hoy 28 de junio se celebra el Día Nacional del Cebiche gracias a una Resolución Ministerial del 2008, la misma que la declaró "Comida tradicional del Perú” y "Patrimonio Cultural de la Nación".
Esta comida tradicional peruana se originó en la cultura Moche y luego se expandió a otras regiones del Perú y de Latino américa. Hoy en día ha colaborado a que nuestra gastronomía sea reconocida mundialmente.
Para celebrar esta fecha, diferentes asociaciones realizan actividades en Lima y a nivel nacional;  se presentará un monumento en La Victoria en honor a nuestro plato emblemático en base a fibra de vidrio y respetando los colores de los insumos como el pescado, la cebolla, limón, cebolla, ají, lechuga, camote y el choclo.
La Casa de la Gastronomía Peruana del Ministerio de Cultura organizó dos conferencias sobre la historia del cebiche, su denominación como Patrimonio Cultural de la Nación, así como la importancia del pescado en la dieta alimenticia.

lunes, 24 de junio de 2013

Día de la fiesta del Inti Raymi

Día de la fiesta del Inti Raymi 

El Inti Raymi o “fiesta del Sol” fue la festividad religiosa más importante durante el tiempo de los Incas. Hasta el día de hoy se sigue representando cada 24 de junio en el complejo arquitectónico de Sacsayhuamán.
La ciudad del Cusco se ve marcada por el encuentro y mixtura de riquezas culturales y naturales que la hacen única, diferente pero a la vez indisoluble y misteriosa. Sus edificaciones, dispersas por el departamento cusqueño, forman parte del atractivo turístico e histórico del lugar.
Sin duda uno de sus principales atractivos es el recinto Sacsayhuaman, monumental complejo arquitectónico ubicado en la zona norte del Cusco, a dos kilómetros de la ciudad y a 3671 metros sobre el nivel del mar. Sacsayhuamán fue una de las fortalezas más importantes del Tahuantinsuyo y además se encuentra considerado como una de las maravillas del mundo. 

LA FIESTA DEL SOL

Cada 24 de junio, día en que el sol se encuentra en su punto más distante de la tierra y que además coincide con el solsticio de invierno, se celebra el Inti Raymi o “fiesta del Sol” en Sacsayhuamán, de fundamental importancia en el incario.
Durante la época de los Incas, el Inti Raymi era el más importante de los cuatro festivales celebrados en el Cusco, según relata el Inca Garcilaso de la Vega. Indicaba el inicio del año, así como el origen mítico del Inca. Tenía una duración de nueve días durante los cuales se realizaban bailes y sacrificios. El último Inti Raymi que contó con la presencia del emperador Inca se realizó en 1535.
En la noche de la víspera se apagaban todos los fuegos en el Tahuantisuyo. En la gran plaza Huacaypata (hoy Plaza de Armas del Cusco) se concentraban todos los personajes del imperio.
Entre las sombras, la multitud esperaba con gran respeto la aparición del dios Inti (sol). Generales, príncipes y toda la nobleza aguardaban en profundo silencio, muchos de ellos disfrazados de fieras y de otros animales de la mitología andina.
Al aparecer el sol expresaban su reconocimiento y lo adoraban como sumo, solo y universal dios, que con su luz y su virtud creaba y sustentaba todas las cosas de la tierra. Asimismo, le agradecían por las cosechas recibidas en el año.
El Inca, con la ayuda de los sacerdotes, "inducía" al dios Inti (sol) a volver con el favor de sus rayos para fecundar la tierra y procurar el bienestar de los hijos del gran imperio del Tahuantisuyo. El fuego sagrado era renovado con un brazalete cóncavo de oro que se ponía contra la luz solar, cuyos reflejos se proyectaban sobre un trozo de algodón muy carmenado que se incendiaba en breve espacio. La lumbre sagrada era llevada al Coricancha, donde sería conservada por las acllas.
Durante la ceremonia también se realizaba el sacrificio de una llama para vaticinar el año venidero. Proseguía luego una gran marcha militar y al final todos se retiraban y estallaban en algarabía desenfrenada durante varios días.
UNA MANIFESTACIÓN CULTURAL QUE PERDURA EN LA ACTUALIDAD
En 1572 el Inti Raymi fue prohibido por el virrey Francisco de Toledo por considerársele una ceremonia pagana y contraria a la fe católica. A partir de esa fecha tuvo que celebrarse clandestinamente.
En 1944 Faustino Espinoza Navarro efectuó una reconstrucción histórica del Inti Raymi basado en la crónica del Inca Garcilaso de la Vega. Desde esa fecha la celebración volvió a ser un evento público que hasta el día de hoy es uno de los principales atractivos turísticos de nuestro país.
Actualmente el Inti Raymi es una representación teatral, pero también una de las manifestaciones tradicionales más evocadoras de nuestra identidad nacional porque simboliza los valores y recuerdos de nuestro pasado.
Al compás de los aires musicales, delegados de los cuatro suyos desfilan con sus vestimentas típicas mientras ñustas, coyas y pallas avanzan en ondulantes columnas. De pronto, el Inca se deja ver, transportado sobre una litera y acompañado de un séquito de orejones y otros dignatarios que caminan a respetable distancia de él.
Mientras suenan los pututus, las cornetas y las quenas, el Inca se pone de pie, extiende los brazos hacia el horizonte y rinde homenaje al Inti elevando dos grandes vasos de oro llenos de chicha.