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domingo, 26 de agosto de 2012
Víctor Jara Martínez
Víctor Jara Martínez
NACIÓ EL 28 DE SEPTIEMBRE DE 1932 en un pequeño poblado llamado La Quinquina, situado a 20 kilómetros de Chillan Viejo. Fue el menor de seis hermanos nacidos en el seno de una familia campesina.
Su padre, Manuel, fue inquilino de una hacienda cercana. Su madre, Amanda, fue lavandera y cantante popular. Su infancia transcurrió en un pobre y viejo caserío de dicha localidad.
Desde niño, Víctor tuvo alma de músico. Su madre, que cantaba, tocaba el piano y era una creadora innata, le enseño sus primeros cantos. Tras ser abandonados por el padre, Víctor se trasladó a Santiago con su madre y sus hermanos, y en un cité de la población Los Nogales pasó sus años de adolescente.
Tenía solo 15 años cuando la muerte de su madre lo dejó en el absoluto desamparo. La soledad lo llevó a buscar refugio en la vocación sacerdotal y fue así como ingresó en 1947 al Seminario Redentorista de San Bernardo.
Atraído por el canto gregoriano y por la actividad intelectual del Seminario, permaneció allí casi dos años, hasta que descubrió que su vocación no era la religiosa.
Fundador de la Nueva Canción Chilena
Pese a su importante trayectoria en el teatro, fue sin duda en la composición y el canto donde Víctor Jara obtuvo el más alto de los reconocimientos. Siguiendo la influencia de Violeta Parra, quien lo impresionó profundamente, él explotó la veta del canto folclórico y popular, homenajeando a los hombres de su tierra.
Fue uno de los fundadores y el más alto exponente del movimiento de la Nueva Canción Chilena, en el que se consagró la canción militante. Víctor compartió esta nueva expresión del canto popular con grupos como Inti Illimani, Quilapayún, los Parra y otros.
Embajador cultural
En calidad de embajador cultural, Víctor Jara llevó su canto a importantes escenarios mundiales. En 1972 realizó una gira musical a la Unión Soviética y Cuba. Ese mismo año fue invitado al Congreso de Música Latinoamericana, organizado por la Casa de las Américas en La Habana. Tras su regreso a Chile, dirigió el homenaje que se le hizo al poeta Pablo Neruda luego de recibir el Premio Nobel de Literatura. En 1973 también se desempeñaba como docente en el Departamento de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado.
Su muerte
El día 11 de septiembre de 1973, durante el golpe militar, Víctor Jara fue detenido junto a un grupo de profesores y alumnos que se encontraban en la Universidad Técnica del Estado. Luego de su aprehensión, fue trasladado al Estadio Chile. En 1990 la Comisión Verdad y Reconciliación determinó que Víctor Jara fue acribillado el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile. Sus restos descansan en el Cementerio General.
Testimonio que transmitió Víctor a sus compañeros presos en el Estadio
Chile en septiembre de 1973 momentos antes de morir.:
"Somos cinco mil en esta pequeña parte de la ciudad. Somos cinco mil. ¿Cuántos seremos en total en las ciudades y en todo el país? Solo aquí, diez mil manos siembran y hacen andar las fábricas. ¡Cuánta humanidad con hambre, frío, pánico, dolor, presión moral, terror y locura! Seis de los nuestros se perdieron en el espacio de las estrellas. Un muerto, un golpeado como jamás creí se podría golpear a un ser humano. Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores, uno saltó al vacío, otro golpeándose la cabeza contra el muro, pero todos con la mirada fija de la muerte. ¡Qué espanto causa el rostro del fascismo! Llevan a cabo sus planes con precisión artera. Sin importarles nada. La sangre para ellos son medallas. La matanza es acto de heroísmo. ¿Es este el mundo que creaste, dios mío?. ¿Para esto tus siete días de asombro y trabajo?. En estas cuatro murallas solo existe un número que no progresa, que lentamente querrá más muerte. Pero de pronto me golpea la conciencia y veo esta marea sin latido, pero con el pulso de las máquinas y los militares mostrando su rostro de matrona llena de dulzura. ¿Y México, Cuba y el mundo? ¡Que griten esta ignominia! Somos diez mil manos menos que no producen. ¿Cuántos somos en toda la Patria? La sangre del compañero Presidente golpea más fuerte que bombas y metrallas. Así golpeará nuestro puño nuevamente ¡Canto que mal me sales cuando tengo que cantar espanto! Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto. De verme entre tanto y tantos momentos del infinito en que el silencio y el grito son las metas de este canto.Lo que veo nunca vi, lo que he sentido y que siento hará brotar el momento..."
Desde que el 16 de septiembre de 1973, los aparatos represivos de la dictadura asesinaron a Víctor Jara en el antiguo estadio Chile, el gobierno de facto intentó borrar el legado y la música de uno de los artistas más grandes de la música nacional. Entre la quema y destrucción de cintas con shows, demos y canciones inéditas de Jara, hubo un archivo que se salvó: la histórica presentación ocurrida el 29 de mayo de 1970 en el aula Magna de la Univ. de Valparaíso. Justamente, hace cuarenta años.
Grabados con equipos de la radio Valentín Letelier, el ingeniero Luis Pizarro Campos junto a Jorge González Mancilla custodiaron este documento que fue recuperado por la fundación del autor y que, hace algunos años, apareció en disquerías. Entre temas como “El Arado”, “Plegaria a un Labrador”, “Jai Jai” y “La Pericona”, entre otros, el cantante habla sobre el proceso revolucionario de Chile en esa época. Aborda el mundo campesino, demuestra admiración por Pablo Neruda y escucha pacientemente al público que le pide tocar uno de sus mayores clásicos: “Preguntas sobre Puerto Montt”.
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